sábado, febrero 27, 2016



El terror ante esa diminuta fisura. Esa duda que se hace grande. Esa comprobación de que toda la vida se asienta sobre un error de calculo, una mentira, una huida hacia adelante.

El ligero temblor del labio al comprender que todo comienza a tambalearse, se vuelve imposible, insostenible, y solo puedes ser espectador.

La diminuta mota de polvo que provoca el derrumbe, al caer del lado de la balanza que tu ceguera te impedía ver.

La grieta microscópica que amenaza dejar pasar el caudal inmenso de la realidad sin filtros, con un sencillo: "Y si no tengo razón...?

La verdad es el silencio que respira a tu lado mientras buscas una excusa para seguir adelante.

Y, escribir, escribir esto, muchas veces, es aceptar en lenguaje de signos que nos derrotó la palabra.

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